Perspectiva de género, necesaria pero ausente.

En estas últimas semanas estoy viendo como la sociedad se permite atribuirse el lujo de cuestionar, desmenuzar y despellejar el testimonio de una mujer la cual se siente víctima de violencia de genero.

Rocío Carrasco es ahora mismo la cara visible de una cruel realidad que han sufrido y siguen sufriendo miles de mujeres en todo el mundo. Ya solo por el respeto a todas y cada una de las víctimas, no podemos tomarnos la libertad de cuestionar un testimonio de una forma cruel, que nos deshumaniza por completo. 

Harta como mujer de leer miles de tweets o de ver colaboradores en televisión que no tienen ningún tipo de conocimiento lanzar afirmaciones tales como: 'Ha tardado muchos años en contarlo, o en querer denunciar', 'Ha abandonado a sus hijos', 'Una buena madre coge el teléfono a su hija le haga lo que le haga', 'Si se hubiese querido suicidar, ingiere más pastillas, solo quería llamar la atención'.

Y NO, no existe un límite de tiempo para valorar si procede o no denunciar o verbalizar una situación de maltrato. Lo primero que se nos tiene que grabar en la cabeza es que cada persona tiene un ritmo diferente de procesar el dolor y el daño que ocasiona a nivel psicológico en una mujer cualquier situación de violencia. 

Ni coger un teléfono a tus hijos en estas circunstancias es tan fácil como la gente quiere pintarlo. Ojalá todo fuese un borrón y cuenta nueva. Todo es tan complejo que de querer solucionarse debería realizarse en muchas ocasiones ante un proceso de mediación familiar, u otras alternativas, pero siempre tras haber realizado una terapia, un ejercicio de reflexión, y de la mano de expertos para no volver a la casilla de salida.  

O lo que es lo mismo, en palabras de Ana Bernal Triviño (2023) : "No olvidemos que es una víctima de violencia de género. Primero tiene que recuperarse como mujer y después como madre”.

Por otro lado, más harta aún de cuestionar un intento de suicidio. ¿Qué más da la forma en la que se produzca? El verdadero problema es que una persona se está intentando quitar la vida, de la forma que sea. Por favor, no cuestionemos más el suicidio.

En definitiva, escuchemos sin juzgar, con una empatía real hacia las víctimas, sin peros que valgan y por supuesto apliquemos más la perspectiva de género en nuestras vidas, y por favor dejemos el negacionismo de la violencia de género. El machismo mata y desgraciadamente existe. Y la violencia vicaria también. 

Y sí, el testimonio de Rocío Carrasco es el altavoz de muchas mujeres que no pueden gritarlo porque han sido asesinadas a manos de sus parejas, o están pasando por una situación similar pero no se atreven a pedir auxilio, o no se han sentido identificadas hasta que lo han visto verbalizado en TV.

Tolerancia cero ante el machismo, y ante el maltrato. 

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